VOCES COMPROMETIDAS

Capilla ardiente en memoria de Monseñor Gonzalo López Marañón en Nueva Loja

Por: Víctor Gómez, Radio Sucumbíos

Desde el sábado 7 de mayo, fecha en que se conoció el deceso de Monseñor Gonzalo López Marañón, las comunidades del Vicariato Apostolito San Miguel de Sucumbíos se congregaron para llorar el fallecimiento de su pastor, y celebrar lo que ellos llamaron su resurrección. Sus seguidores llegaban portando fotografías de varios momentos vividos durante los 40 años de misión que cumplió López Marañón en la provincia amazónica.

Durante las nueve noches de la novena realizada se compartieron canticos, oraciones y recuerdos de anécdotas vividas por los habitantes de Sucumbíos. En varias comunidades urbanas y rurales también se han levantaron capillas ardientes.

Los seguidores del ex obispo habían hecho las gestiones para repatriar su cuerpo a la provincia, pero la familia de Gonzalo López envió una carta en la que señala que su cuerpo será sepultado en Angola, conforme habría sido su deseo final, anunciado a sus compañeros de misión.

El sábado 14 de mayo se realizó un masivo evento de despedida de Monseñor Gonzalo, el evento se desarrolló en la catedral Nuestra Señora del Cisne, ubicada en el centro de la ciudad de Nueva Loja.

La muerte de Gonzalo López coincidió con eventos religiosos como la pascua de resurrección, los 40 años de presencia de las comunidades eclesiales de base en la provincia y el aniversario 24 de Radio Sucumbíos, proyecto de emisora comunitaria pensado, diseñado y hecho realidad por el occiso.

Gonzalo López Marañon fue un carmelita descalzo, en 1970 fue designado Prefecto Apostólico de la Misión Carmelita de Sucumbíos. En 1984 fue nombrado Vicario Apostólico del Vicariato Apostólico San Miguel de Sucumbíos, donde permaneció 40 años, hasta el 2010, cuando renunció a su cargo acogiendo las normas de la iglesia.

A los 83 años de edad falleció en la diócesis de Luena, provincia de Moxico, en Angola. Su muerte fue ocasionada por un ataque de malaria, según el comunicado difundido por la iglesia de esa localidad.

Gonzalo López murió haciendo lo que siempre le gustó, un verdadero trabajo misionero en la periferia, como lo señaló el Papa Francisco.

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