EDITORIAL

La encrucijada shuar

Los pueblos indígenas sostienen:
Que son pueblos ancestrales sujetos de derechos;
Que para que se respete el principio de un Estado intercultural deben gozar de condiciones de equidad e interactuar con todas las personas y los pueblos que forman el país;
Que aquello infiere para empezar respeto de la diferencia, reconocimiento del derecho a la palabra y especialmente a su territorialidad;
Que la creación de consejos de igualdad comprende la defensa de los derechos ancestrales y la generación por parte del Estado de política pública étnica e intercultural;
Que el Estado que es responsable de la seguridad pública debe protegerles a ellos y no perseguirles por sus criterios, su forma de vida y los derechos que tienen como pueblos y nacionalidades indígenas;
Que ellos tienen derecho a su propia identidad cultural y a la promoción de la igualdad en la diversidad;
Que ellos son los más capacitados para conservar y promover los derechos de la naturaleza, la biodiversidad y su conservación y utilización sustentable;
Que tienen inclusive derecho a una cierta propiedad intelectual comunitaria y que tienen capacidad de mantener, proteger y desarrollar los conocimientos colectivos, sus ciencias, tecnologías y saberes ancestrales;
Que a las comunas, comunidades, pueblos y nacionalidades indígenas, que son parte del Estado único e indivisible, se les debe reconocer el derecho colectivo a mantener la posesión de las tierras y territorios ancestrales;
Que asimismo se les debe reconocer el derecho a una consulta previa, libre e informada para prospección y explotación de recursos no renovables que se encuentren en sus tierras y puedan afectarles ambiental o culturalmente.

Podríamos seguir y seguir recogiendo los diversos argumentos de la Constitución de Montecristi para responder con el instrumento creado por la Revolución Ciudadana a preguntas impertinentes como: ¿qué pueblos ancestrales?; ¿qué derechos colectivos?; ¿qué seguridad pública más allá de los elementos uniformados?; ¿qué propiedad de la tierra?; ¿qué consulta previa?

Hoy que nos despertamos a la realidad con la cantaleta de grupos ilegales armados, secuestradores y terroristas, detenciones arbitrarias, etc., es la hora de leer y empezar a entender la Constitución y que el Estado y el Gobierno se responsabilicen de sus decisiones sobre territorialidad indígena, no vaya a ser que los ánimos se caldeen y los mismos “arutam” que defendieron al país en Paquisha salgan a la defensa de los derechos del pueblo shuar.
La respuesta de ellos, de los hermanos shuar, la podemos adivinar. Dirán: primero los derechos colectivos, después los de cada uno de nosotros. Dirán también: la tierra no nos pertenece, nosotros le pertenecemos a ella.
Cosas difíciles de entender para un gobierno arbitrario y entreguista.

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