Más allá de los resultados de las elecciones en Venezuela

El día 20 de mayo se celebraron las elecciones presidenciales en Venezuela dando como resultado oficial la reelección de Nicolás Maduro por el 68% de los votos, dichos comicios se caracterizaron por denuncias de fraude, irregularidades y por un altísimo nivel de abstención del 52% de quienes integran el padrón electoral. Maduro seguirá en la Presidencia de Venezuela hasta el 2025.

Ante esto, la reacción internacional mayoritaria ha sido desconocer el resultado de dichos comicios y condenar la falta de transparencia del mismo, en tal sentido se han pronunciado la Unión Europea, el Grupo de Lima y los países del G-20; los Estados Unidos además han anunciado fuertes sanciones económicas. Por otra parte, países como Bolivia, Rusia, China, Irán, Siria, Nicaragua, El Salvador y Turquía han felicitado al mandatario.

Lejos de que como ecuatorianos simpaticemos o no con el actual mandatario y más allá de que el gobierno ecuatoriano reconozca o no los recientes comicios presidenciales (actualmente se ha mantenido en silencio), la realidad para los ciudadanos venezolanos es sombría. El hermano país sería aislado cada vez más del contexto internacional, su democracia cada vez más cuestionada, y su economía se vería fuertemente afectada por sanciones económicas que repercutirían en las ya críticas condiciones de vida del pueblo venezolano.

También es una realidad que muchísimos más ciudadanos venezolanos han abandonado su país en los últimos días y muchísimos otros lo seguirán haciendo en el futuro, basta con ver las multitudinarias concentraciones en el Puente Internacional de Rumichaca o simplemente asomar la cabeza por la ventana. Esta situación sin ningún reparo es una auténtica crisis humanitaria, esto por la situación frágil con los que los hermanos venezolanos llegan a distintos países entre ellos el Ecuador, produciéndose afectaciones graves sus derechos esenciales como alimentación, salud, trabajo, vivienda, educación, etcétera.

Ante este escenario se hace indispensable y es improrrogable que en concreto nuestro país y en general la comunidad internacional decida con firmeza y concertadamente qué medidas tomar ante la actual crisis humanitaria. Los hechos son claros, existe un gran número de venezolanos, número cada vez más creciente que se encuentra en una situación de precariedad de acceso y goce de derechos, situación que se tenderá agravar en los meses y años venideros.

Si a todo esto le sumamos las reacciones de rechazo y discriminación de un gran número de personas pertenecientes a los países que los acogen, la situación es de mayor urgencia y gravedad. Como seres humanos independientemente de nuestra nacionalidad, nuestras simpatías políticas, estamos obligados a no permanecer inmóviles, a no permanecer callados y exigir hacer a nuestro gobierno hacer todo lo posible por mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano y dicho sea de paso no limitarnos a exigir al gobierno, sino también poner de nuestra parte para apoyarles desde nuestras familias, nuestras escuelas, desde nuestros barrios y nuestras empresas, recordemos que los ecuatorianos nos hemos encontrado en situaciones similares.

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