¿Cómo vamos a salir de esta pesadilla?

La imagen de cadáveres en las calles de Guayaquil precariamente cubiertos con plásticos son un reflejo de la gravedad de la situación actual del Ecuador. Mayorías sumidas en la pobreza y el abandono. Enormes desigualdades sociales. Un gobierno que trata de resolver la pandemia del coronavirus con medidas parches, improvisadas y tardías. En medio de la falta de recursos por la grave crisis económica, el gobierno decide pagar 300 millones al FMI y no entregar esos recursos directamente para combatir el coronavirus: 

Fue más importante quedar bien con el Fondo Monetario Internacional que la vida de los ecuatorianos. Ni un centavo de reservas en las arcas fiscales, el gobierno de Correa las despilfarró todas. Insuficiencia de servicios públicos. Inútil complicación burocrática que no permite el levantamiento oportuno de los cadáveres. Desorganización. Falta de un plan ingenioso y proactivo para combatir la pandemia. Miles de personas que irrespetan el toque de queda por ignorancia y muchas otras que lo hacen porque si no salen a trabajar no comen. Un sistema de salud colapsado donde médicos, enfermeras y administrativos todos los días, literalmente se juegan la vida no solo por la naturaleza de su trabajo sino además por la falta de insumos y equipos de protección.

Preocupado de no contagiarse, el presidente Moreno ya no sale de su vivienda y se lo ve poco en la televisión. El vicepresidente Sonnenholzner, en cambio, se preocupa porque “hemos sufrido un fuerte deterioro de nuestra imagen internacional” en vez de preocuparse por los cientos de victimas mortales y miles de contagiados de coronavirus que hay en el país. 

Somos el segundo país de América Latina por número de muertos solo por detrás de Brasil, pero ese país tiene una población tres veces mayor a la del Ecuador (aproximadamente 209 millones de habitantes vs 16 millones). El porcentaje de mortalidad en el Ecuador es enorme.

El derecho a la vida y a la salud es violentados por falta de atención médica: las personas que han muerto en sus casas porque no hay camas en los hospitales o porque no les pueden hacer las pruebas por insuficiencia de reactivos. 

Muchos otros derechos afectados. Debido a que la mayoría de la gente pobre no tiene ni computadora ni internet, los niños y jóvenes no tienen acceso a la enseñanza virtual o lo tiene en una mínima parte y su derecho a la educación se ve conculcado. Muchísimos ecuatorianos con deseos de volver al país, pero con serias imposibilidades para hacerlo y sin respuesta. 

Servidores públicos impagos, miles de personas han perdido y siguen perdiendo sus empleos a causa del cierre de empresas y el recorte de personal debido a la paralización obligada de actividades. El derecho al trabajo seriamente afectado. 

¿Cómo vamos a salir de esta pesadilla? A corto, mediano y largo plazo, es una pregunta ineludible que sin más demora, (todos y en especial el gobierno) debe de plantearse para encontrar alternativas reales hacia un horizonte.