5 criterios básicos para hacer control de calidad a la democracia

Explica Robert Dahl 1 que podemos usar 5 criterios para verificar si existe igualdad de participación en las decisionespolíticas de las sociedades y medir su democracia, y dado que estamos en época de precandidaturas presidenciales, conviene hacer con ellos una radiografía de la situación ecuatoriana; veamos los criterios:

1) Participación efectiva: todos los miembros de la asociación deben tener oportunidad,
igual y efectiva, de que sus puntos de vista sean escuchados por todos los demás.

2) Igualdad de voto: todo miembro de la asociación debe tener igual y efectiva
oportunidad de votar.

3) Comprensión ilustrada: se refiere a la igual y efectiva posibilidad de instruirse sobre
políticas alternativas relevantes y sus posibles consecuencias.

4) Control de la agenda: quiere decir que las personas puedan intervenir en cómo se
construye la agenda política y qué asuntos se deben incorporar a esta.

5) Inclusión de los adultos: todas las personas adultas y residentes, o al menos la
mayoría de estas deberían contar con las 4 anteriores posibilidades.

Procedamos entonces al examen. En primer lugar, que existan 16 precandidaturas no equivale a participación efectiva, aquí más números no equivale a mejor participación, por el contrario, esta explosión demuestra que hay una grave fragmentación política, y con esto no se quiere decir que la vieja política y sus candidatos de siempre son la solución, pero la excesiva división tampoco lo es.

Segundo, la igualdad formal de voto en el país no representa una grave preocupación, sin embargo, es necesario implementar medidas serias para que las votaciones se desarrollen con bioseguridad pues lejos estaremos en febrero de garantizar que las y los adultos mayores acudan a las urnas sin riesgos de salud.

La tercera consideración viene de la mano de la igualdad real de votar de forma razonada, conociendo en verdad los programas de gobierno y sus consecuencias, pero en tiempos de populismo y farandulería se corre un grave riesgo de que ello no ocurra.

Esto, junto con la grave división partidaria y política, el desencanto e incredulidad de las y los votantes ecuatorianos pone en riesgo que haya una verdadera representación política, lo que nos lleva a mirar con escepticismo que sea posible que influyamos en laagenda, (cuarto criterio).

Por último, sobra recordar que el país está aún a años luz de ampliar los derechos de participación a personas que aun naciendo en suelo extranjero decidieron hacer del territorio ecuatoriano su hogar, y más grave aún, que a personas extranjeras residentes que ya constaban en el padrón electoral, se les eliminó del mismo de forma arbitraria y sin respeto de un mínimo debido proceso.

Solo resta concluir que la radiografía no luce bien, y que como ciudadanas y ciudadanos preocupados por nuestro futuro y el de las generaciones que vienen, tenemos que tomar con seriedad extra los deberes de revisar las propuestas de gobierno, pero, sobre todo, el de votar a conciencia, no porque en la lista “está el que canta bonito”, “la guapa o el guapo” o “porque me dijeron que vote por el estito” o “ya que se joda todo”.

1 Robert Dahl, La democracia, una guía para los ciudadanos (México DF: Taurus, 2006), 47-48.